Crucero Capitales Bálticas - SAN PETERSBURGO día 1
Publicado el 12 de octubre de 2015 por Antonio.
Publicado el 12 de octubre de 2015 por Antonio.
Nuestro séptimo día de crucero nos llevó a San Petersburgo, casi divino, Dios realizó la creación en seis días y el séptimo descansó, pues algo así, hemos visto sitios realmente preciosos en seis días, pero el séptimo vamos a ver algo realmente impresionante, una maravilla que, en su conjunto, merecería ser una de las "maravillas del mundo moderno", diréis que exagero, pero a mí me ha parecido realmente, tanto la ciudad como sus alrededores, una maravilla. Nota: para llevarme la contraria (si no estáis de acuerdo) es imprescindible venir, no vale ver fotos ni reportajes, pero esto, a los que nos gusta viajar ya lo sabemos
Empezaré por repetir lo que ya comentamos en el resumen del crucero publicado hace unos días en el blog, esta ha sido la única escala que no realizamos por nuestra cuenta. Contratamos una excursión de dos días con Mundomar Cruceros, los representantes de Princess en España, quienes a su vez, contratan la excursión con "Shorex. ru" que es quien en realidad presta el servicio.
Todo funcionó a la perfección, nuestra guía, María, nos esperaba en la terminal del puerto una vez pasada la aduana, sobresaliente para ella, tanto en el trato con el grupo como en conocimientos, diréis que es su trabajo, pero muchas veces te encuentras de todo, así que cuando hay algo bueno hay que destacarlo. La comida, de los dos días, estaba incluida y estuvo bien.
En general no me gusta dar datos, para eso ya tenéis la wikipedia, pero creo que vale la pena recordar que actualmente San Petersburgo es la segunda ciudad más grande de la Federación Rusa y una de las ciudades más grandes de Europa y que el centro de la ciudad y sus alrededores está considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1990.
Empezamos nuestro recorrido con una visita panorámica hasta detenernos en la Iglesía de San Nicolás. Me gustó mucho, esta frase la voy a tener que repetir frecuentemente, pero es así.
La catedral de San Nicolás de los Marinos es una gran iglesia de estilo barroco isabelino situada en el centro de San Petersburgo, en la plaza de San Nicolás. Pertenece a la Iglesia Ortodoxa Rusa y está dedicada a san Nicolás de Bari, patrón de la gente de mar.
El interior está repleto de obras de arte esculpidas y pintadas, además de objetos de culto. Podréis ver las ofrendas de los fieles que dejan comida, flores y velas y si hay algún oficio, nosotros vimos uno, podréis apreciar lo distinto que es a los oficios católicos a los que estamos acostumbrados. No se pueden hacer fotos así que grabarlo todo en las neuronas.
En la parte exterior hay un jardín arbolado y tiene la particularidad de que el campanario se encuentra en un lateral, a unos 30 metros, separado del cuerpo central de la iglesia. La planta central es cuadrada (cruz griega) no muy grande, pero sus fachadas están pintadas de azul claro y blanco con cúpulas doradas. El campanario tiene los mismos colores con una magnífica cúpula dorada en forma de aguja alta y esbelta, todo el conjunto es muy bonito, sobre todo si tenéis suerte y os luce el sol.
Nuestra siguiente parada fue en La Fortaleza, es el verdadero centro antiguo de la ciudad, fue la primera edificación diseñada por Pedro el Grande y está considerada como fortificación militar del siglo XVIII mejor conservada de Europa
Durante varios años fue la única construcción de piedra en la ciudad por lo que la primera Catedral fue construida dentro de la propia fortaleza. Esta Catedral sigue siendo, hoy día, además de la más antigua, la más alta de la ciudad con su campanario de 122 metros coronado por una veleta en forma de ángel que se considera protege la ciudad. En su interior se encuentran las tumbas de los monarcas de la dinastía Romanov encabezada por Pedro I el Grande.
Todo el conjunto está cuidadosamente cuidado y en perfecto estado de conservación. Como curiosidad al pasar por la puerta de la muralla que accede al rio Neva se pueden ver las marcas de diferentes desbordamientos del rio, cuyas aguas han inundado parte de esta fortificación en diversas ocasiones.
No os perdáis la singular estatua de Pedro I el Grande con sus manos exageradamente grandes y su cabeza pequeña en proporción al cuerpo.
Después de otro corto paseo en el minibús, llegamos al Hermitage, como podréis verificar si consultáis internet, el museo se compone de seis edificios, entre los que destaca el palacio de invierno que era la residencia oficial de los antiguos zares y su colección tiene más de 3 millones de piezas.
Las colas para comprar las entradas y acceder al museo son muy largas, por suerte nosotros no tuvimos que esperar, los tickets llevan impresa la hora en la que te "toca" el turno de acceder al museo.
Cada grupo ve una parte del conjunto, es imposible verlo todo y hay temporadas en que se abren o cierran diversas salas, por lo que puedes venir varias veces que aunque repitas algo no verás siempre lo mismo.
No puedo destacar nada de su interior porque todo es especial, desde que entras hasta que sales la cabeza parece un cámara de video pegada a un pivote, gira a derecha, izquierda, arriba, abajo, en todos los sitios hay algo que admirar, suelos de marquetería con todo tipo de dibujos, alfombras grandes y pequeñas, techos con refinados trabajos de estuco y pinturas, lámparas, paredes igualmente decoradas, los muebles y objetos, pinturas, esculturas, hasta las puertas que comunican las estancias son obras de arte.
Es realmente precioso, espectacular, majestuoso y sin duda una visita obligatoria dentro de lo mucho que puedes ver en San Petersburgo.
Después de una parada para comer, por la tarde retomamos el tour visitando La Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada o Iglesia de la Resurrección de Cristo, construida en el lugar donde asesinaron al zar Alejandro II en la orilla del canal Griboyédova.
La imagen exterior de esta iglesia recuerda mucho a la de San Basilio en Moscú, pero ahí queda todo parecido. Sus paredes de ladrillo rojo y marrón están profusamente adornadas y sus cúpulas multicolores alternan la cerámica y el cobre como cobertura, en su construcción no se quería dejar ningún espacio sin decorar, desde fuera el conjunto da la sensación de ser una parte central a la que se han añadido todo tipo de "anexos", tanto en fachada como en techo para "taparlo" todo. Parece robusta y a la vez elegante.
Si el exterior os ha gustado, el interior es impactante, domina el color azul de fondo, a modo de lienzo, sobre el que se representan en tamaño gigante iconos y escenas religiosas.
Sus amplias columnas cuadradas dan una impresión de fortaleza y resistencia al conjunto, impresión que cambia cuando miras las altas cúpulas con sus magníficas pinturas en las que domina el color claro o dorado dando la impresión de ser focos de luz que iluminan desde el cielo.
Me cuesta buscar adjetivos para calificar estas "obras de arte" sin caer en la repetición, pero es que, para mí, todas merecen la excelencia.
Para terminar este primer día en San Petersburgo nos embarcamos en un agradable paseo por el rio Neva y sus canales.
Te sientas, te relajas y disfrutas viendo ahora la ciudad desde otro ángulo, pasando bajo sus puentes y dejándote mecer por el vaivén del barco.
El día se acaba y nos volvemos al barco, mañana visitamos los jardines Peterhof y el palacio de Catalina pero eso os lo cuento en la siguiente publicación, mientras tanto y como siempre os dejo algunas imágenes de lo visitado hoy, espero que os guste.
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