Crucero por Alaska - SITKA  
Publicado el 27 de diciembre de 2015 por Alicia.


La última escala en Alaska y eso significaba la última oportunidad para avistar fauna en la zona. Lo dejamos en manos del azar, esperando que el clima fuera favorable y hubo suerte, mucha suerte.
Sitka, situada en la isla de Baranof, es una bonita ciudad, extensa, que conserva también vestigios de su pasado Ruso y con algunos atractivos dignos de visita.
El barco fondea frente a la ciudad. El puerto no permite el atraque y por tanto, hay que desembarcar en los tender para llegar hasta él.
Como ya he comentado, durante todo el viaje la idea era realizar alguna excursión para avistar fauna local pero hasta entonces no lo habíamos hecho, bien porque los lugares visitados ya tenían muchas cosas para visitar o bien porque el tiempo no acompañaba lo suficiente como para animarse. También es verdad que no en todos los lugares se pueden avistar ballenas, que era nuestro principal objetivo, con lo que ya las opciones quedaban más reducidas.


Por este motivo y siendo Sitka la última escala en Alaska, nuestra decisión fue la de esperar al último momento y, si el día amanecía despejado contratar una excursión y si no era así, pues mala suerte y otra vez será.
Pero afortunadamente para nosotros el día amaneció espléndido y despejado, de los mejores del viaje y rápidamente fuimos a hacer la reserva a la oficina de excursiones del barco. Había una concretamente, de una duración de tres horas que ya habíamos revisado y que nos parecía muy adecuada para lo que nosotros queríamos hacer. Se podía realizar en dos turnos, a las ocho de la mañana y a las doce. Al tratarse de una reserva de última hora, sólo quedaba la posibilidad de tomar la excursión a las doce y así lo hicimos.
El día anterior, tal como suele hacer normalmente Holland, se entregaron los tickets para abordar los tenders. Hay que hacer cola en el punto de reunión que se indica y se entregan por orden de llegada por lo que hay que ir pronto si se quiere coger tickets para bajar temprano.
A la hora prevista de nuestro tender, bajamos a tierra para dar un paseo por la ciudad. Sitka tiene una calle principal, Lincoln st. y la recorrimos hacia el lado izquierdo donde se encuentran la mayoría de sus atracciones.


Lo primero que encontramos, nada más desembarcar es el Museo histórico de Sitka y el Harrigan Centennial Hall, lugar donde hay servicio de información turística. Muy cerca del puerto, la catedral Ortodoxa de St. Michaels, con una poco elaborada aunque  característica cúpula de cebolla, es el símbolo más notable del pasado ruso de la ciudad. Se puede visitar previo pago. Justo en frente se encuentra la iglesia Luterana de Sitka, gratuita y mucho más sencilla, tanto, que pasa casi inadvertida.
Si continuamos caminando por la calle principal, vamos a encontrar numerosos comercios de artesanía y recuerdos, bares y restaurantes. Es una zona muy animada y totalmente comercial con edificaciones coloristas y un lugar muy agradable para dar un paseo. Y como no, encontramos numerosas referencias a la fauna autóctona en forma de agradables muñecos en la puerta y en el interior de los comercios.


Algo más adelante se llega a la Pioneer Home, un bonito edificio junto a la Totem Square, donde como su nombre bien indica podemos encontrar un magnífico Tótem que la preside. Un espacio abierto al mar desde el cual regresamos de nuevo al centro de la ciudad por la animada Lincoln st en busca de algún lugar donde tomar un tentempié y conectarnos a internet antes de empezar nuestra excursión.
El lugar de encuentro para el tour era en el puerto y allí embarcamos en un barco de tamaño medio, con una parte inferior cubierta y acristalada y una parte superior semicubierta, que es el lugar elegido por nosotros para la travesía. Viendo el barco, algo mayor que llega a puerto con los componentes de la excursión de las ocho de la mañana, me alegro infinitamente de haber tomado la de las doce pues, a pesar de ser un barco más grande, está abarrotado de gente y seguro que realizar fotos desde la cubierta fue bastante más complicado que en el nuestro que, todo y siendo un barco algo más pequeño, iba tan sólo con un tercio de su capacidad lo que permitía que nos pudiéramos mover por todo el barco con amplitud.
El barco navega lentamente las islas que rodean la ciudad, todas ellas habitadas con pequeñas casas de madera y sus embarcaderos y por supuesto, pasamos muy cerca del Statendam con lo que tenemos una visión de este desde todos los ángulos. A lo lejos, altas montañas, algunas con nieve que muestran un paisaje magnífico, un decorado excelente para fotografiar en un día de sol tan espectacular. 


Conforme se aleja del puerto, vamos aumentando de velocidad, navegamos en mar más abierto hacia una zona de nuevo, rodeada de islas y altas montañas donde unas alegres y juguetonas nutrias son los primeros ejemplares que nos dan la bienvenida. En las rocas podemos ver aves y también algunas focas tumbadas al sol. Nos seguimos adentrando en las aguas calmadas y de nuevo podemos ver nutrias totalmente tranquilas, posando para nuestras cámaras y jugueteando entre ellas con mucha tranquilidad y sin ningún signo de sentirse agobiadas por la presencia humana. Y de repente, la voz del patrón del barco que nos avisa de que a lo lejos podemos ver un oso. Magnífico!!! Quizás de todos los animales que pudimos ver, este era el que más ilusión me hacía en todo el viaje porque no es fácil verlos en libertad.


La vegetación de grandes abetos que nos rodea conforma,  junto con los pequeños riachuelos, pequeñas cascadas y las aguas tranquilas, un escenario perfecto para relajarse y disfrutar del entorno.
Durante la navegación, una de las tripulantes nos muestra estrellas de mar y algunas partes de ballena para ilustrarnos sobre los habitantes de la zona.
Nuestro barco cambió el rumbo hacia el lado opuesto de la bahía, en una zona de aguas mucho más abiertas para poder acercarnos a las grandes protagonistas de la jornada: las ballenas.
Durante todo el viaje habíamos podido contemplarlas en varias ocasiones, a lo lejos y no tan lejos del barco, se podían ver los chorros que expulsan por su orificio nasal lo cual advertía de su presencia. Pero en esta ocasión estaban realmente cerca y se recreaban en sus movimientos junto a nuestro barco. Pudimos ver muchas y fotografiar sus colas al sumergirse, esa imagen espectacular tan ansiada por los turistas.


En total, tres horas muy completas en las que pudimos ver diferentes especies, tal y como garantizaban los organizadores de la excursión. Totalmente recomendable.
Ya de regreso al barco, en vez de devolvernos al puerto para tomar el tender de regreso al barco, el propio barco de la excursión se acercó a la plataforma donde desembarcaban los tender y desembarcamos en el Statendam directamente. Una ventaja más de realizar la excursión en el segundo turno ya que como la hora de regreso es muy cercana a la hora de partida del barco, para finalizar el embarque de los pasajeros más rápidamente, nos ahorramos un trayecto. Genial!!!


Y empezamos nuestro camino de regreso hacia el continente dejando atrás las fascinantes tierras de Alaska con sus paisajes enigmáticos entre nubes y glaciares abrazando las altas montañas y sus curiosas poblaciones, cada una con sus particularidades, muy coloristas y algunas de ellas herederas de un pasado ruso que muestran con mucho orgullo. Unas tierras lejanas pero maravillosas que hay que descubrir y disfrutar.

Unas cuantas imágenes de Sitka y la excursión realizada para que veáis la belleza del lugar y algunas cosas  que se pueden hacer y visitar.




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